Pido perdón...

Por haber puesto esa soberana estupidez de quiniela que no iba a tocar ni aunque le pusieras velas a san Billy Wilder, de verdad, lo siento. La ceremonia ha transcurrido con normalidad, pocas sorpresas, todo muy sobrio, sin ninguna salida de tono ni de guión, pero no os confiéis... todo estaba guardado para el final.

Porque al final, y tras unos premios que no hacían más que anunciar que sería una de las galas mas sosas desde hace tiempo, se produjo el alumbramiento de una gran sorpresa, la película ganadora a la categoría máxima de los Oscars ha sido... ¡CRASH! ¡Menuda sorpresa! He leído/oído diversas cosas en estos pocos minutos desde que acabó la gala, pero sinceramente creo, y creo (por una vez en la vida) estar en posesión de la verdad absoluta, que absolutamente nadie, ni una sola persona en el mundo (a excepción de los impresores de las tarjetas y los grabadores de la plaquita de los premios) eran conscientes de que esta película podía llegar a alcanzar este premio, y menos con el plantel de premios que ha tenido la noche.

En fin, si mañana me apetece comentaré algo más, ahora a dormir, que ya toca.

Un saludo!