Feliz Año Nuevo...
Lo dicho, que tengáis todos una buena entrada de año.
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Se les criticó mucho; sobre todo, porque hablaban de temas “sin importancia”. El arte había sido siempre el refugio para mostrar la belleza, para contar historias mitológicas, religiosas, de gran enjundia. Y esos muchachos preferían mirar a las mujeres tomando el sol junto a los ríos, las carreras de caballos, las fiestas de los muchachos.
Su auténtica revolución, más allá de la utilización del color o la pincelada, fue que nos educaron la mirada, que mostraron al mundo que esos pequeños momentos eran quizás más importantes que la lucha de dos dioses inexistentes.
Me acordé de todo eso cuando, después de ver en el cine “Million Dollar Baby”, oí a una chica que le decía a su amiga: no deberían hacer películas tan tristes, para eso ya está la vida.
Luego leí en una entrevista a Rafael Azcona que, de niño, odiaba el cine. Decía que, después de ver en la película cómo los chavales de su edad ligaban con rubias angelicales, compraban helados gigantes y leían revistas de colorines, salía al mundo real, con sus pipas manidas y sus tebeos de mártires, y se deprimía. ¿Y para qué pagar por sentirse como un desgraciado a la salida?
Sesenta años después sigue existiendo ese tipo de arte falsamente bonito, que no cumple ni siquiera su objetivo de “evasión”, porque lo único que hace es subrayar, por antítesis, las miserias cotidianas: la serie más triste del mundo era “Médico de familia” porque, al ver un hogar tan feliz, sabías perfectamente que el tuyo nunca sería así.
Por suerte, en los últimos años hay obras desagradables, molestas, que saben poner el dedo en la llaga. La amoralidad de “Nip/Tuck”, el cinismo de Todd Solondz, son necesarios en una sociedad encarcelada por lo políticamente correcto y por la belleza superficial, vacía. Se atreven a incomodar a los espectadores, a removerlos por dentro, a ponerles delante de los ojos todas esas miserias que estamos acostumbrados a ignorar. ¿Es una nueva revolución? ¿Realmente hay un público que desea ver lo peor de la vida reflejado en una pantalla? Al menos yo sí quiero: me ponen más triste los retratos falsos y horteras de color pastel que aún se empeñan en colarnos.
Bob Dylan dijo que no entiende cómo la gente podía disfrutar con sus canciones más tristes, cómo podía disfrutar tanto dolor. Han pasado treinta años desde aquella declaración; habría que preguntarle si ya lo entiende porque, probablemente, se adelantó a su época."Etiquetas: social
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"NUEVA YORK.- "Por hacerte con las riendas de los medios a escala global, por fundar y estructurar la nueva democracia digital, por trabajar a cambio de nada y ganar a los profesionales en su propio juego, el personaje del año 2006 eres tú". Con este anuncio y un espejo en su portada, la revista estadounidense 'Time' homenajeará en su próxima edición al sorprendente y anónimo sucesor de Bono y el matrimonio Gates.
El semanario basa su decisión en el enorme crecimiento e influencia de los contenidos 'on line' generados por los usuarios en blogs o sitios como YouTube y MySpace."
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